Vivimos bajo un sistema capitalista, que es de por sí racista y sexista, que discrimina, segrega, oprime y hiere a las subjetividades no hegemónicas que no se ajustan a la norma. Para tratar con profundidad la herida dejada por esta violencia, una de las estrategias de La Màquia-Azadî Jin es promover la creación de espacios no mixtos en el territorio donde nos movemos. Estamos organizades en la no-mixticidad, como identidades en lucha contra el cisheteropatriarcado, esto quiere decir que nuestra organización está formada, actualmente, por subjetividades mujeres, bolleras, personas trans e identidades no binaries. Consideramos este tipo de organización una manera de hacer disidente en sí misma.
Decidimos crear espacios no-mixtos (sin hombres cis) y este posicionamiento, en general, ha tenido buena acogida, siendo reclamado por compañeres en diferentes lugares donde no existen estos espacios. Aún así, también oímos muchos argumentos contrarios a los espacios no-mixtos. Aunque estamos abiertes a la crítica constructiva y al debate enriquecedor, e incluso tenemos interés en acoger algunos de los argumentos contrarios que se esgrimen al respecto si creemos que tienen sentido, pensamos que, tristemente, algunos de estos argumentos en contra vienen del malestar por ver el propio privilegio puesto en cuestión.
No consideramos que excluir a los hombres cis sea una forma de discriminación. Para nosotres la discriminación no puede darse, de manera estructural, hacia un grupo privilegiado.
Entender las dinámicas de privilegio y opresión es clave para analizar políticamente la necesidad de espacios no mixtos. La escala de opresión es rígida y sistémica, no es algo personal o privado. Las discriminaciones se crean a raíz de un sistema capitalista y colonial, que es de por sí sexista y racista, y que facilita que se concentren los privilegios y la riqueza en las manos de pocos, en su mayoría hombres blancos cis heterosexuales. El capitalismo mismo se sostiene sobre la opresión y las jerarquías.
Los espacios no mixtos son políticos y empoderantes en el sentido que pretenden reapropiarse de la exclusión sistémica que sufren ciertos grupos y encuentran en ella su punto de fuerza para combatir. Entendemos que hay muchos tipos de no mixticidades que responden a unas necesidades concretas de grupos oprimidos.
En la historia occidental de los feminismos los espacios no mixtos existen desde hace décadas y no han sido exclusivamente para mujeres. Se dieron muchos debates sobre el sujeto que ocupaba el espacio feminista en general y el espacio no mixto en concreto. Las propias identidades que se veían apartadas a un segundo plano en esos feminismos, es decir, lesbianas, mujeres negras, latinas, racializadas, señalaban que la subjetividad “mujer” en los espacios de feminismos hegemónicos consideraba que este era un sujeto heterosexual, blanco y de clase media.
Por esta razón ya en los años setenta se crearon espacios no mixtos feministas de lesbianas o mujeres negras, como el colectivo Combahee River formado por mujeres lesbianas afroamericanas, que sentían la necesidad de crear un espacio de militancia propia donde poder crecer como sujeto político libre de la opresión del racismo y la heteronorma que se destilaba en los espacios hegemónicos.
Creemos que hay muchos tipos de no-mixticidades, algunas políticas y otras no. Por ejemplo, se da muy a menudo una no mixticidad de hombres cis heteros en espacios de trabajo, deporte, ocio, política y actividades socialmente masculinizadas. Históricamente también han sido no mixtos los espacios de decision ocupados básicamente por hombres cis y esto puede seguir pasando en nuestros espacios aunque sea de forma inconsciente.
También en la misma línea se han generado, espacios de sólo mujeres en el ámbito privado, familiar o comunitario. Un ejemplo de esto lo vemos en la preparación de comida familiares y en la realización de tareas de cuidados. Esta división clásica de los roles en la sociedad hetero, patriarcal y capitalista, hace que haya unos espacios no mixtos que tienen la finalidad de ser liberadores o empoderantes y otros que hacen mantener los privilegios.
Para nosotres los únicos espacios no mixtos políticos, son los que tienen el objetivo de luchar en contra de los ejes de opresión sistémicos, son una estrategia de sobrevivencia y ataque. O como dicen las compañeras kurdas, son una herramienta de autodefensa.
Veamos ejemplos de no mixticidad como práctica política. El Movimiento de Mujeres Kurdas se organiza en espacios de solo mujeres, tanto en la toma de decisiones como en la convivencia y en la guerrilla. Por supuesto, en su corazón llevan el sentimiento de ser un único pueblo, que va más allá del género, del idioma, de la religión, etc… pero han evaluado que era estratégico luchar en estructuras separadas, teniendo después encuentros comunes, decisiones conjuntas y el mismo objetivo. Han llegado a la conclusión que solo separándose las mujeres podrían liberarse de la mirada y el peso patriarcal y construir su propia identidad de lucha, para después volver a juntarse en el colectivo.
Traemos a colación este ejemplo, porque para nosotres, el movimiento kurdo es una inspiración, conscientes que aquí también tenemos una larga historia de lucha no mixta. Un ejemplo de ello fue el grupo anarquista Mujeres Libres, que se fundó en 1936 en el estado español y se organizó para tratar cuestiones específicas de la lucha de las mujeres paralelamente a la lucha mixta con los compañeros. Así que no creemos que una organización estratégica no mixta puede debilitar la lucha, sino enriquecerla y hacerla más segura y llevadera para aquellas identidades que pueden sufrir opresiones dentro de sus propias filas.
También hay otros tipos de no-mixticidad que no se refieren a la identidad sexo-género. Si salimos del ámbito feminista, hay espacios no mixtos de comunidades que viven una opresión concreta como las personas racializadas, les trabajadores del hogar, les personas trans, les trabajadores sexuales, y un largo etcétera.
Apoyamos todos los tipos de no mixticidades políticas, aun cuando no nos incluyan a nosotres, siempre que nazcan para combatir las opresiones e injusticias que existen.
Al mismo tiempo, creemos que el patriarcado no puede, ni debe, ser combatido sin los hombres cis. Creemos que tienen una responsabilidad enorme a la hora de no reproducir violencia y de construir otras maneras de habitar la masculinidad que puedan convivir en un mundo sin opresión y que les libere también del yugo del patriarcado.
Nosotres hemos decidido organizarnos internamente de manera no mixta y utilizar la no mixticidad en parte de nuestro actuar político, al mismo tiempo que nos encontramos luchando en espacios mixtos. Pero si decidimos estar del mismo lado de la barricada, queremos que quede claro que el mundo no nos permite ocupar el mismo lugar.
Por nuestro recorrido, cuerpos y experiencias hemos escogido este tipo de no mixticidad inspirada en el transfeminismo, que incluye a muchas identidades en lucha en contra del patriarcado y que van más allá de la identidad “mujer”, ya que creemos que el cisheteropatriarcado nos ataca a muches y de muchas formas, siendo el mismo enemigo.
Para nosotres la no mixticidad es un medio y no un fin, ya que apostamos por la creación de estos espacios con el objetivo de empoderarnos y establecer alianzas y vínculos políticos entre identidades oprimidas, con el sueño de que todos los espacios a nuestro alrededor trabajen juntos para eliminar todos los ejes de opresión.