JORNADAS MMAA

Las primeras jornadas de «Mujeres más allá de las armas» fueron la materialización de un sueño.
Recuperar la historia revolucionaria a través de las voces de mujeres y personas disidentes que escasamente habíamos escuchado. Teníamos algunas compañeras en mente como Rosella y Miren y las compañeras kurdas. A partir de aquí empezamos a estirar de un hilo que no sabíamos donde nos iba a llevar. El hilo nos llevó hasta Sorxwîn, la compañera de las montañas kurdas; Rossa, compañera de batalla de Rosella; Connie, luchadora durante la transición en Catalunya; Laura, excombatiente en El Salvador y luchadora migrante en España y Maria Eugenia que nos envió desde Colombia una carta de amor revolucionario difícil de olvidar.

En las segundas jornadas de «Mujeres más allá de las armas» reafirmamos el paso de crear esta red de afectos y lucha que nos permita reconstruir nuestra genealogía revolucionaria. Algunes relatores de la edición anterior repitieron como asistentes. Y llegaron otres nueves, en algunos casos a través de la amistad con les primeres. Cada una nos permitió profundizar en un tema que atraviesa nuestras luchas. Ligia, nos conectó con la necesidad de repensar el internacionalismo con les compañeres que viven en nuestro territorio. Silvia nos interpeló haciéndonos preguntar ¿cómo ponemos a trabajar nuestro privilegio blanco?. América no pudo estar presente pero envió un
mensaje que nos hizo reflexionar sobre los cambios que se pueden dar dentro de un mismo camino revolucionario. Matilde nos inspiró con el trabajo de recuperación de relatos de compañeras de lucha. Bo Brown no pudo estar presente pero trajimos su lucha como lesbiana butch poniendo en juego su privilegio blanco. Y Itziar, aun en prisión, nos conectó por videoconferencia con la lucha de les compañeres preses de Euskal Herria. Y así continuamos hilando para ampliar la red.

En las terceras jornadas de «Mujeres más allá de las armas» sentimos haber consolidado un encuentro anual donde seguir generando nuestra propia historiografia transfeminista. Esta vez les pusimos el subtítulo de «Memoria és lucha» porque nos reafirmamos en reapropiarnos de nuestra historia como herramienta de autodefensa. La memoria es siempre un campo de batalla, y en este, estamos luchando cuerpo a cuerpo por sentirnos hijes y nietes de una historia, por no perder unas memorias que sentimos nos pertenecen. Las historias que pudimos escuchar en esta edición fueron la de América, que pudo venir desde Uruguay y nos remarcó la importancia de encontrarse y narrarse colectivamente; la de Mar, que nos trajo la experiencia desde un cuerpo disidente invisibilizado en lucha durante el franquismo; la de Maire y Angela que vinieron desde Irlanda para contar su historia de resistencia por la que nadie les había preguntado antes; y Margrit, que nos habló del aislamiento y de la importancia de recordar y narrar para existir. Porque memoria es lucha.

En las cuartas jornadas de «Mujeres más allá de las armas» ya sentimos que formamos parte de algo más grande que nosotres. Algo que nos precede y que continuará cuando ya no estemos. Formamos parte del hilo negro de la historia que nos conecta. Esta vez conectamos a través de las historias de Maria Eugenia, desde Colombia. De Pilar, madrileña luchando por Canarias. De Patricia, luchadora por la justicia social en Nicaragua desde el exilio. E Itzi, luchadora de Euskal Herria. Y reafirmamos la importancia de estas jornadas a través de las palabras que nos escribió Alicia, ponente de la primera edición: «Conocer la existencia de mujeres con historias de lucha en sus
espaldas, en mi espalda, fue de gran alivio. Mi atención, centrada en mis pequeñas luchas por sobrellevar mi cuerpo, fue avivada para escuchar lo que las mujeres hemos estado luchando desde siempre: la lucha – casi silente – contra un sistema patriarcal y capitalista protagonizado por hombres».