MANIFIESTO 8M

Un 8M más, desde La Màquia – Azadî Jîn, queremos posicionarnos sobre la importancia de seguir impulsando un transfeminismo combativo y comprometido con la lucha, que apueste con determinación por tejer y fortalecer alianzas tanto en el territorio que habitamos como con las luchas que se llevan a cabo en todo el mundo.


Las instituciones quieren capitalizar el feminismo, filtrándolo y excluyendo cualquier componente radical que señale los sistemas de dominación, como el capitalismo, el racismo y el colonialismo. Mientras se aprobaba la ley del «Solo sí es sí», también se aprobaba la «tercería locativa» –una ley que persigue a les trabajadores sexuales–, trazando así una línea divisoria entre quién merece ser protegido dentro del «feminismo» y quién debe ser criminalizado. Lo mismo ocurre con instituciones como la DGAIA, que en el discurso premia a «las mujeres autónomas», pero criminaliza, mediante la retirada de custodias, todas aquellas maternidades que escapan de su supuesto feminismo: mujeres y otras personas migrantes, solteras y pobres.


Hemos visto cómo el gobierno del PSOE, que se autoproclama «el gobierno más feminista de la historia», ha intentado recortar la Ley Trans, ha eliminado las siglas Q+ de su documento ideológico «por su significado misógino, liberal y antifeminista» y ha propuesto excluir a las mujeres trans de las categorías femeninas en el deporte. También su homólogo el PSC en Barcelona, liderado por Collboni y el Pla Endreça, ha perseguido a trabajadores sexuales, vendedores ambulantes y personas sin hogar. Atacan y persiguen con multas, identificaciones y detenciones, particularmente por perfil racial, a todes aquelles que no encajan en su ideal de «limpio y ordenado».


Estas violencias institucionales están sostenidas por un discurso feminista mainstream, blanco, cis y acomodado, que criminaliza a quienes habitamos los márgenes. Sitúa a las personas migrantes y pobres como focos de violencia machista, a les trabajadores sexuales como proxenetas o víctimas, y a las personas trans y no binarias como identidades misóginas y liberales. Un feminismo que tampoco ve que el enriquecimiento del norte global significa guerra y miseria para las mujeres y disidencias del sur; un feminismo cómplice del sistema capitalista y colonial.

 

Además, no podemos entender estas violencias al margen del auge internacional de la extrema derecha. Estamos viviendo un aumento de ideas, discursos y prácticas fascistas que, aunque nunca han desaparecido, están ganando fuerza. Hace tiempo que la maquinaria mediática y política está en marcha para culpar y criminalizar a quien convenga, como enemigo interno, para justificar las crisis del sistema. Las retóricas y prácticas racistas y xenófobas, machistas y tránsfobas se extienden por las calles, los medios y las instituciones con total impunidad. Proclamas como la inseguridad en las calles, la migración descontrolada o el ataque a políticas de protección para las mujeres y personas disidentes de género han ganado terreno. Discursos que antes eran públicamente rechazados, ahora son abiertamente aplaudidos, convirtiéndose en amenazas graves para quienes no encajamos en la norma.


Este 8 de marzo, desde La Màquia – Azadî Jîn, hacemos un llamado a la solidaridad activa transfronteriza, tejiendo alianzas con todes les compañeres y poniendo el cuerpo en la lucha y la resistencia. Os animamos a todes a construir y expandir redes de apoyo mutuo, para seguir levantando un transfeminismo autónomo que señale y ataque todos los sistemas de dominación.


¡Afilemos los márgenes para combatir con fuerza!


¡Viva la lucha transfeminista!

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