LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA TRANSFEMINISTA: memoria es lucha

Uno de los pilares de La Màquia-Azadî Jin desde sus inicios es la recuperación de la memoria transfeminista. El nacimiento de La Màquia fue acompañado del sueño de juntar en un mismo espacio físico a mujeres y personas sexo-género disidentes que hubieran participado en procesos de lucha armada y poder escuchar sus relatos. Este sueño se materializó a través de las jornadas «Mujeres más allá de las armas», donde se ha dado voz a vivencias que no han tenido su lugar a la historia política con mayúsculas. Pero nunca pensamos que este ejercicio de memoria sería tan importante hasta que estuvimos dentro.

Investigar sobre el papel de mujeres y personas disidentes en procesos revolucionarios y de lucha armada es encontrarse con escasa información, muy pocos testigos y muy poco material escrito. Las razones de esta falta de documentación son el espejo mismo del poder hegemónico y del patriarcado.

Los procesos revolucionarios, al calor de los cuales se forman guerrillas y grupos subversivos, son brechas desde donde se poden vislumbrar nuevos mundos posibles. Son realidades incómodas para el statu quo porque permiten romper las normas impuestas y trastocar la orden establecido. Silenciar estas vivencias es una de las formas que tiene el poder dominante para salvaguardar su existencia.

La historiografía no hegemónica ha recuperado muchas de estas historias de lucha. No obstante, incluso en los casos donde se ha conseguido recuperar, escribir y difundir este material, la huella patriarcal ha borrado las experiencias de las compañeras, nombrándolas de manera anecdótica, como «compañeras de» o incluso de manera poco verídica. En muchos casos hablando «por ellas» pero «sin ellas».

Se sabe poco de lo que han aportado las mujeres y las personas disidentes a nuestra historia, ellas mismas hablan poco de lo que han vivido. Muchas de las mujeres y disidencias que han venido a hablar a las jornadas en estos 5 años era la primera vez que hablaban en público. En algunos casos, el silencio de estas vivencias había durado más de 30 años.

No es casualidad que las mujeres y las personas sexo-género disidentes no estén acostumbradas a narrarse, que no se encuentren cómodas ocupando un lugar de protagonistas en el espacio público. Se trata de una característica sistémica relativa a la educación que recibimos, que nos lleva a pensar que nuestra experiencia no lo interesa a nadie, que no hemos hecho nada en especial, que éramos muchas haciendo lo mismo y que ¿por qué tendría que ser yo quien lo explica? 

Por todos estos motivos recuperar las historias de mujeres e identidades disidentes es una herramienta de autodefensa transfeminista.

Recuperar estas historias también significa darle importancia a los lazos intergeneracionales, al intercambio de conocimientos y aprendizajes, a la nutrición recíproca que nos aporta estos vínculos. Sin estos vínculos y estas historias no hay futuro como movimiento transfeminista. Porque necesitamos referentes donde reconocernos e inspirarnos, necesitamos que nos expliquen sus aprendizajes para enfrentar las luchas actuales e intentar no cometer los mismos errores. Porque nos ayudan a tomar conciencia que no estamos solas, que muchas lo han hecho antes de que nosotros y lo siguen haciendo. Sus historias nos ayudan a conectar nuestras luchas presentes a las que se dieron anteriormente y a entender cómo hemos llegado dónde estamos.

Cada grupo humano necesita crear una mitología propia que lo conecte con su genealogía y le dé un sentido de pertenencia. Que le haga sentir que forma parte de algo más grande que su corta existencia. Las historias de todas las mujeres y disidencias que hicieron de su vida una lucha construyen esta mitología, nos proporcionan un lugar de anclaje y nos
dan fuerza para continuar.

Por eso entendemos que la recuperación de la memoria transfeminista es un acto de lucha y resistencia. Por eso, seguiremos defendiendo que memoria es lucha.

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