Somos testigos del auge internacional de la extrema derecha, de gobiernos genocidas y de discursos reaccionarios que nos señalan y atacan directamente. La LGTBIQ+fobia es uno de los pilares fundamentales de los sistemas de dominación que sostienen estos regímenes y discursos; una violencia que recae con especial intensidad sobre personas racializadas, trabajadoras sexuales, migradas, bolleras y marikas precarias.
La memoria también es lucha: de trans y putas en Stonewall el 1969 tirando piedras a la policía y la manifestación del 1931 por el cierre de los lavabos públicos de las Carolinas al puerto de Barcelona -espacio de encuentro, de higiene pública y cruising- , llevamos en nuestro cuerpo y nuestras voces la herencia de lucha y resistencia.
Su violencia es tan brutal que no admite silencios. Agresiones y asesinatos como el de la compañera Millerey en Colombia, o la deriva cada vez más belicista contra las personas trans en los EE. UU. y en el Reino Unido, donde se nos niega la existencia misma, han sacudido nuestras vidas y facilidad la rearticulación del movimiento TERF. A todo esto se suma la mercantilización de la lucha LGTBIQ+, que dificulta la construcción de una respuesta social real.
La gentrificación de barrios, pueblos y ciudades con motivo del “Pride” expulsa las disidencias rebeldes que no se asimilan al capitalismo rosa: redadas contra marikes justificadas con el chemsex en Madrid, violencia policial y criminalización de las trabajadoras sexuales en Barcelona, acusadas de trata cuando se autoorganizan.
Pero si ellos se organizan, nosotros también. Construimos frentes de lucha contra todos los sistemas de dominación. Nuestros valores y nuestra práctica anarquista —la alianza de luchas, la radicalidad y la construcción comunitaria— nos llevan a combatir el pinkwashing y la instrumentalización de la lucha LGTBIQ+ para justificar el genocidio en Palestina, así como a rechazar las muestras superficiales y oportunistas de empresas, multinacionales y gobiernos en el marco del 28J.
Empujamos para construir desde una perspectiva ancha, apostando por el entrecruzamiento de luchas y la creación de alianzas reales.
Nuestras luchas van más allá de las identidades, los gestos simbólicos, las instituciones o los gobiernos. Nuestras luchas son radicalmente transformadoras, desde los transfeminismos, el anticapitalismo y el anticolonialismo.
El 28J nos organizamos, nos aliamos, respondemos y resistimos.
Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá.